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Antoni Tàpies i Puig, I marqués de Tápies​, ​ fue un pintor, escultor y teórico del arte español. Uno de los principales exponentes a nivel mundial del informalismo, está considerado como uno de los más destacados artistas españoles del siglo XX.
De formación autodidacta, Tàpies creó un estilo propio dentro del arte de vanguardia del siglo XX, en el que se combinaban la tradición y la innovación dentro de un estilo abstracto, pero lleno de simbolismo, dando gran relevancia al sustrato material de la obra. Cabe destacar el marcado sentido espiritual dado por el artista a su obra, donde el soporte material trasciende su estado para significar un profundo análisis de la condición humana.

La obra de Tàpies ha tenido una gran valoración a nivel tanto nacional como internacional, estando expuesta en los más prestigiosos museos del mundo. A lo largo de su carrera ha recibido numerosos premios y distinciones, entre los que cabe destacar el Premio de la Fundación Wolf de las Artes (1981), la Medalla de Oro de la Generalidad de Cataluña (1983), el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (1990), la Medalla Picasso de la Unesco (1993) y el Premio Velázquez de Artes Plásticas (2003). Como reconocimiento a su trayectoria artística el rey Juan Carlos I le otorgó el 9 de abril de 2010 el título de marqués de Tàpies.

SIN TITULO-SERIGRAFÍA EN VARIAS TINTAS MEDIDAS; 65X51CM.

Catalogado; Libro Pintores y Escultores Españoles.

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¡EL ARTE ES LA SALVACIÓN PERMANENTE DEL EPÍRITU!

Josep María Subirachs.

Fue uno de los escultores españoles contemporáneos con más prestigio internacional, como puede verse en sus múltiples galardones y reconocimientos recibidos, así como en la presencia de su obra en numerosos museos y lugares públicos de ciudades de todo el mundo, principalmente Barcelona. También participó en una gran cantidad de exposiciones tanto colectivas como individuales, en museos y galerías públicas y privadas. La obra magna de Subirachs fue la decoración escultórica de la Fachada de la Pasión del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia de Barcelona, que realizó entre 1987 y 2009. Para esta obra vivió y trabajó por un tiempo en una modesta vivienda situada en el interior del propio templo de la Sagrada Familia, a imagen y semejanza de su ídolo, Antoni Gaudí. En la realización de esta obra contó con la colaboración de sus ayudantes Ramon Millet y Bruno Gallart.

En esta obra Subirachs recuperó su estilo expresionista de los años 1950, para enfatizar el carácter expresivo de las figuras y el patetismo del tema. Sin embargo, su obra en el templo gaudiniano fue muy criticada por su estilo contemporáneo, que rompía con el estilo en que se había desarrollado hasta entonces, de corte más realista —especialmente la Fachada del Nacimiento—. Llegó incluso a producirse en 1990 una manifestación frente a la Sagrada Familia en contra de su intervención en la misma. Sin embargo, con el tiempo parte del público barcelonés ha llegado a aceptar esta obra, que pese a todo no rompe con el espíritu que Gaudí había pensado para esta fachada:

Alguien encontrará esta puerta demasiado extravagante; pero yo querría que haga miedo, y para conseguirlo no ahorraré el claroscuro, los motivos entrantes y salientes, todo lo que resulte de más tétrico efecto. Es más, estoy dispuesto a sacrificar la misma construcción, a romper arcos y a cortar columnas para dar idea de lo cruento del Sacrificio.
En 1986, al recibir el encargo de la Fachada de la Pasión del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, inicia una nueva etapa en que recupera dos de los estilos anteriormente practicados, el expresionismo y la abstracción metafísica, manifestando que «la característica más destacada de este nuevo camino, que acaba de empezar, es que constituye una síntesis de mis etapas anteriores, lo que acentúa una de las particularidades de mi escultura y la constatación de un cierto eclecticismo. El primero lo desarrolla en el ciclo pasional del templo gaudiniano, ya que es más conveniente para enfatizar el patetismo del tema, mientras que el segundo lo desarrolla de forma paralela a su trabajo en el templo, en obras donde predomina la forma geométrica y un lenguaje de referencias arquitectónicas, en obras como: A Imhotep (1989), El muro (1991), Champollion (1993), Pináculo (1994), Fundamentos (1994), A Djeser (1999) o Arco de Triunfo (2000).

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